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Aportación a la lectura Colectiva de
Aportación a la lectura Colectiva de
dirigida por el profesor Ojeda.
EL LICENCIADO VIDRIERA
(Texto completo- de Wikisource)
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[...]Despidióse Tomás del capitán[...]llegó a Florencia, habiendo visto primero a Luca,
[...]luego se partió a Roma, reina de las ciudades y señora del mundo.
[...]sus puentes,[...] la vía Apia, la Flaminia, la Julia[...]
Tapiz mostrando la Colina Vaticana
(imagen de internet)
[...]sus montes dentro de sí misma: el Celio, el Quirinal y el Vaticano, con los otros cuatro,
[...]Notó también la autoridad del Colegio de los Cardenales, la majestad del Sumo Pontífice, el concurso y variedad de gentes y naciones.
[...]se fue por mar a Nápoles [...]ciudad, a su parecer y al de todos cuantos la han visto, la mejor de Europa y aun de todo el mundo
[...]se fue a Sicilia, y vio a Palermo, y después a Micina;
[...]Volvióse a Nápoles y a Roma, y de allí fue a Nuestra Señora de Loreto
[...]embarcándose en Ancona, fue a Venecia, ciudad que, a no haber nacido Colón en el mundo, no tuviera en él semejante: merced al cielo y al gran Hernando Cortés, que conquistó la gran Méjico...
[...]habiendo estado un mes en ella, por Ferrara, Parma y Plasencia
volvió a Milán, oficina de Vulcano, ojeriza del reino de Francia;
La fragua de Vulcano
Francesco Bassano, el Joven
Louvre, Paris
[...]Desde allí se fue a Aste, y llegó a tiempo que otro día marchaba el tercio a Flandes.
[...]Fue muy bien recebido de su amigo el capitán, y en su compañía y camarada pasó a Flandes, y llegó a Amberes, [ ...]Vio a Gante, y a Bruselas , y vio que todo el país se disponía a tomar las armas, para salir en campaña el verano siguiente.
[...]determinó volverse a España y a Salamanca a acabar sus estudios
[...]por Francia, volvió a España, sin haber visto a París, por estar puesta en armas [...]
[...]prosiguió sus estudios hasta graduarse de licenciado en leyes.
[...] llegó a aquella ciudad una dama de todo rumbo y manejo[...] decía que había estado en Italia y en Flandes, y, por ver si la conocía, fue a visitarla, de cuya visita y vista quedó ella enamorada de Tomás [...] ella le descubrió su voluntad y le ofreció su hacienda. Pero, como él atendía más a sus libros que a otros pasatiempos, en ninguna manera respondía al gusto de la señora;
[...]aconsejada de una morisca, en un membrillo toledano dio a Tomás unos destos que llaman hechizos
Membrillo
[...]se llaman veneficios, porque no es otra cosa lo que hacen sino dar veneno a quien las toma,
Comió en tan mal punto Tomás el membrillo[...]un membrillo que había comido le había muerto, y declaró quién se le había dado
[...]Seis meses estuvo en la cama Tomás, en los cuales se secó y se puso, como suele decirse, en los huesos, y mostraba tener turbados todos los sentidos
[...]Imaginóse el desdichado que era todo hecho de vidrio
[...]Decía que le hablasen desde lejos y le preguntasen lo que quisiesen, porque a todo les respondería con más entendimiento, por ser hombre de vidrio y no de carne:
[...]salió por la ciudad, causando admiración y lástima a todos los que le conocían.
EL LICENCIADO VIDRIERA
(Texto completo- de Wikisource)
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Florencia (h.1493)
(Imagen de internet)
[...]Despidióse Tomás del capitán[...]llegó a Florencia, habiendo visto primero a Luca,
[...]luego se partió a Roma, reina de las ciudades y señora del mundo.
[...]sus puentes,[...] la vía Apia, la Flaminia, la Julia[...]
Tapiz mostrando la Colina Vaticana
(imagen de internet)
[...]sus montes dentro de sí misma: el Celio, el Quirinal y el Vaticano, con los otros cuatro,
[...]Notó también la autoridad del Colegio de los Cardenales, la majestad del Sumo Pontífice, el concurso y variedad de gentes y naciones.
[...]se fue por mar a Nápoles [...]ciudad, a su parecer y al de todos cuantos la han visto, la mejor de Europa y aun de todo el mundo
[...]se fue a Sicilia, y vio a Palermo, y después a Micina;
[...]Volvióse a Nápoles y a Roma, y de allí fue a Nuestra Señora de Loreto
[...]embarcándose en Ancona, fue a Venecia, ciudad que, a no haber nacido Colón en el mundo, no tuviera en él semejante: merced al cielo y al gran Hernando Cortés, que conquistó la gran Méjico...
[...]habiendo estado un mes en ella, por Ferrara, Parma y Plasencia
volvió a Milán, oficina de Vulcano, ojeriza del reino de Francia;
La fragua de Vulcano
Francesco Bassano, el Joven
Louvre, Paris
[...]Desde allí se fue a Aste, y llegó a tiempo que otro día marchaba el tercio a Flandes.
[...]Fue muy bien recebido de su amigo el capitán, y en su compañía y camarada pasó a Flandes, y llegó a Amberes, [ ...]Vio a Gante, y a Bruselas , y vio que todo el país se disponía a tomar las armas, para salir en campaña el verano siguiente.
[...]determinó volverse a España y a Salamanca a acabar sus estudios
[...]por Francia, volvió a España, sin haber visto a París, por estar puesta en armas [...]
[...]prosiguió sus estudios hasta graduarse de licenciado en leyes.
[...] llegó a aquella ciudad una dama de todo rumbo y manejo[...] decía que había estado en Italia y en Flandes, y, por ver si la conocía, fue a visitarla, de cuya visita y vista quedó ella enamorada de Tomás [...] ella le descubrió su voluntad y le ofreció su hacienda. Pero, como él atendía más a sus libros que a otros pasatiempos, en ninguna manera respondía al gusto de la señora;
[...]aconsejada de una morisca, en un membrillo toledano dio a Tomás unos destos que llaman hechizos
Membrillo
[...]se llaman veneficios, porque no es otra cosa lo que hacen sino dar veneno a quien las toma,
Comió en tan mal punto Tomás el membrillo[...]un membrillo que había comido le había muerto, y declaró quién se le había dado
[...]Seis meses estuvo en la cama Tomás, en los cuales se secó y se puso, como suele decirse, en los huesos, y mostraba tener turbados todos los sentidos
[...]Imaginóse el desdichado que era todo hecho de vidrio
[...]Decía que le hablasen desde lejos y le preguntasen lo que quisiesen, porque a todo les respondería con más entendimiento, por ser hombre de vidrio y no de carne:
[...]salió por la ciudad, causando admiración y lástima a todos los que le conocían.
Cercáronle luego los muchachos; pero él con la vara los detenía, y les rogaba le hablasen apartados, porque no se quebrase; que, por ser hombre de vidrio, era muy tierno y quebradizo.
[...]Los muchachos, que son la más traviesa generación del mundo, a despecho de sus ruegos y voces, le comenzaron a tirar trapos, y aun piedras, por ver si era de vidrio, como él decía
[...]Mas un día que le fatigaron mucho se volvió a ellos, diciendo:
-¿Qué me queréis, muchachos, porfiados como moscas, sucios como chinches, atrevidos como pulgas? ¿Soy yo, por ventura, el monte Testacho de Roma, para que me tiréis tantos tiestos y tejas?
[...]a cada paso, en cada calle y en cualquiera esquina, respondía a todas las preguntas que le hacían; entre las cuales le preguntó un estudiante si era poeta, porque le parecía que tenía ingenio para todo.
A lo cual respondió:
-Hasta ahora no he sido tan necio ni tan venturoso.
[...]-No he sido tan necio que diese en poeta malo, ni tan venturoso que haya merecido serlo bueno.
[...]reverenciaba la ciencia de la poesía porque encerraba en sí todas las demás ciencias: porque de todas se sirve, de todas se adorna, y pule y saca a luz sus maravillosas obras, con que llena el mundo de provecho, de deleite y de maravilla.
[...]
[...]
-Yo bien sé en lo que se debe estimar un buen poeta,[...]de los malos, de los churrulleros, ¿qué se ha de decir, sino que son la idiotez y la arrogancia del mundo?
[...]Otra vez le preguntaron qué era la causa de que los poetas, por la mayor parte, eran pobres. Respondió que porque ellos querían, pues estaba en su mano ser ricos,
[...]Estas y otras cosas decía de los malos poetas, que de los buenos siempre dijo bien y los levantó sobre el cuerno de la luna.
[...]Preguntóle uno qué haría para no tener envidia a nadie. Respondióle:
-Duerme; que todo el tiempo que durmieres serás igual al que envidias.
[...]Uno le dijo:
-¿Qué es esto, señor licenciado, que os he oído decir mal de muchos oficios y jamás lo habéis dicho de los escribanos, habiendo tanto que decir?
A lo cual respondió:
-Aunque de vidrio, no soy tan frágil que me deje ir con la corriente del vulgo, las más veces engañado. Paréceme a mí que la gramática de los murmuradores y el la, la, la de los que cantan son los escribanos
[...]Pues si este oficio tantas buenas partes requiere, ¿por qué se ha de pensar que de más de veinte mil escribanos que hay en España se lleve el diablo la cosecha, como si fuesen cepas de su majuelo? No lo quiero creer, ni es bien que ninguno lo crea; porque, finalmente, digo que es la gente más necesaria que había en las repúblicas bien ordenadas,
[...]Preguntóle uno cuál era la mejor tierra. Respondió que la temprana y agradecida. Replicó el otro:
-No pregunto eso, sino que cuál es mejor lugar: ¿Valladolid o Madrid?
Y respondió:
-De Madrid, los estremos; de Valladolid, los medios.
[...] En resolución, él decía tales cosas que,[...] ninguno pudiera creer sino que era uno de los más cuerdos del mundo.
[...]Dos años o poco más duró en esta enfermedad, porque un religioso de la Orden de San Jerónimo,[...]tomó a su cargo de curar a Vidriera, movido de caridad; y le curó y sanó,
[...]y le hizo volver a la Corte, adonde, con dar tantas muestras de cuerdo como las había dado de loco, podía usar su oficio y hacerse famoso por él.
[...] Hízolo así; y, llamándose el licenciado Rueda, y no Rodaja, volvió a la Corte,
En la batalla de Pavía, los ejércitos de Carlos V vencieron a los de Francisco I de Francia.
[...]viéndose morir de hambre, determinó de dejar la Corte y volverse a Flandes, donde pensaba valerse de las fuerzas de su brazo, pues no se podía valer de las de su ingenio.
[...]-¡Oh Corte, que alargas las esperanzas de los atrevidos pretendientes, y acortas las de los virtuosos encogidos, sustentas abundantemente a los truhanes desvergonzados y matas de hambre a los discretos vergonzosos!
Esto dijo y se fue a Flandes, donde la vida que había comenzado a eternizar por las letras la acabó de eternizar por las armas, en compañía de su buen amigo el capitán Valdivia, dejando fama en su muerte de prudente y valentísimo soldado.
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A modo de comentario
Simplemente se me ocurre decir que hay que leer, lo más posible,
todos los escritos de D. Miguel de Cervantes, y saborear hasta los Prólogos.
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A modo de comentario
Simplemente se me ocurre decir que hay que leer, lo más posible,
todos los escritos de D. Miguel de Cervantes, y saborear hasta los Prólogos.
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