22 mayo 2014

EL SÍ DE LAS NIÑAS (3) - LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN


(Fotografía de mis 3 ejemplares) - Ediciones 1980-1992-1996 
 

TEXTO COMPLETO WIKISOURCE:
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Leandro Fernández de Moratín, desde que a los 22 años obtuviera el reconocimiento por su "Lección Poética" premiado en el certamen de la Academia de la Lengua en 1782, se dedicó sólo a la literatura.
Gozó de la amistad de Jovellanos.
Marchó a  París, como secretario con el Conde Cabarrús.
Realizó las traducciones de las obras de Molière.
Tras unos años de penurias económicas, recibió la ayuda del  Conde de Floridablanca.
Sus obras, fueron tratadas con dureza por la censura, pero gracias a la influencia de Godoy pudo estrenar algunas.
De 1793 a 1796 , Moratín realizó viajes por Italia, Bélgica y Alemania. Al regresar, consigue la Secretaría de la Interpretación de Lenguas.
Un año después, se retira a Pastrana, para -durante seis años- escribir y revisar su  obra.
En 1806, disfrutó del éxito de El sí de las niñas, estrenada en el Teatro de la Cruz, de la que en el mismo año se hicieron cuatro ediciones, en Madrid.
La obra fue denunciada ante el Tribunal del Santo Oficio.
La amistad con Godoy, permitió que continuasen las representaciones. 
Moratín, fue envidiado en su tiempo, y sus enemigos hicieron circular rumores de plagio.
En  1808, a la caída de Godoy, tomó partido por los franceses y llegó a ser nombrado bibliotecario mayor de la Real Biblioteca por el rey José Bonaparte
 Fernando VII, vuelve a España. 
A partir de 1812, Moratín considerado dentro del grupo de los afrancesados, sufrió persecuciones y dificultades, que le obligaron a salir para  Francia.
Pronto volvería a París, permaneciendo allí hasta su muerte en 1828.  
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Pintó al escritor en dos ocasiones. En 1799 y en 1824
 
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ACTO I
Doña Irene explica a don Diego, su opinión sobre los matrimonios entre jóvenes, los hijos y detalla su historial desde los diecinueve años, hasta su situación de viuda.
 
ACTO II
Interesante la escena I, el monólogo de doña Francisca.
En la escena II, la conversación de doña Irene, descubriendo que la suerte del casamiento es debida a las oraciones de sus tías que son unas bienaventuradas.
En la escena V, las reflexiones de don Diego.
En la escena VI, los disimulos de Rita y doña Francisca.
En la escena VII, la aparición de don Carlos.
Escena VIII...declaración sentimientos amorosos jóvenes
Escena IX...monólogo de don Carlos...decisión de luchar para impedir se cumplan los planes de la boda de doña Francisca con el señor de sesenta años.
X...encuentro con Simón
Escena XI...se descubre el motivo del viaje. Encuentro: Don Diego, don Carlos, Simón y Calamocha.
XII...marcha de don Carlos
XIII...don Diego.
XIV...doña Francisca y Rita...pensando
XV...doña Francisca y Rita, descubren la marcha de don Carlos y Calamocha
XVI...lamentaciones de doña Francisca.
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Llama la atención, al ver las personas encargadas de empujar a otras jóvenes o débiles,  a abrazar la religión o dedicadas a preparar matrimonios de conveniencia tan desiguales en la edad, cuando los mismos concertadores demuestran haber sido infelices en la elección de su estado y en sus vidas, y en vez de enmendar errores se empecinaran y quisieran perpetuar los mismos fallos para las generaciones venideras.
En el caso de doña Irene, además, hallarse con una situación económica lamentable, después de ese currículo triste de los tres maridos.
Los viejos, realizando compras de seres humanos, no pueden esperar más que engaño y con el tiempo el rencor de sus víctimas.
 
 
 Luigi Boccherini (1743 - 1805).
 
Intérprete:  Le Concert des Nations - Director: Jordi Savall.
(Imágenes: Pinturas de Francisco de Goya y Lucientes (España).
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8 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto, Moratín quiere denunciar las consecuencias funestas de una educación que reproduce modelos de comportamiento incluso en las víctimas.
Bien visto.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

¡Qué país!
Un paseo por la historia y los personajes reales, y el resultado parece una novela exagerada.
¡Y aplicar cortes de censura y prohibiciones a las obras de Moratín!

Saludos.

Paco Cuesta dijo...

Muy buena entrada profundizando en la vida de Moratín. Conocerle, supone comprenderle mejor.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, Paco Cuesta:

Es muy interesante saber del ambiente literario en el que se movía su padre, fundador de la tertulia de la Fonda de San Sebastián.

Leandro Fernández de Moratín se dedicó de lleno al teatro.
Envidiosos de su éxito en 1806, sus enemigos, hicieron circular el rumor de que ‘El sí de las niñas’ era un plagio de una obra inédita de don Nicolás Fernández de Moratín.

Un abrazo

pancho dijo...

Don Leandro estuvo siempre arrimado a los barandas de la época, por lo que parece en la biografía. Viajó mucho. No creo que hubiera tantos en sus condiciones, para mí fue un privilegiado.
El asunto de la desigualdad de edad entre hombre y mujer en una relación da para muchas novelas...

Un abrazo

Abejita de la Vega dijo...

Yo también pienso en Moratín como un privilegiado, recibió los favores de Floridablanca y Godoy,tonsurado en Burgos recibía unas rentillas eclesiásticas para llegar a fin de mes, tenía su finca en Pastrana. Su padre, algo curioso, no quiso que fuera a la Universidad,le puso a aprender el oficio de joyero, era autodidacta pero vivió un ambiente intelectual...

Un privilegiado que fue capaz de poner en solfa costumbres arraigadas en el Antiguo Régimen. Y lo de la libertad de la mujer a la hora de elegir estado no era grano de anís.

Doña Irene no se ofende por nada, es un personaje con piel de elefante. Finge que se ofende, así la veo yo.

Un buen trabajo el tuyo, como acostumbras. Rematada con buena música.

Besos, Gelu.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, pancho:

No sé si con lo de ‘los barandas’ te refieres a los aficionados al mundo de los toros.
Moratín, fue un privilegiado en cuanto a disfrutar de cultura. Viajó mucho y dedicó su vida al teatro.
Aceptar la desigualdad de edad en los matrimonios, tan frecuente en esa época, debía preocuparle, pues (veinte años antes del estreno de ‘El sí...’) -en 1786- había leído 'El viejo y la niña'
Él, por su físico y su timidez, no gozaría entre las damas jóvenes de la aceptación de un don Juan ni un don Carlos. Y para las casamenteras, por sus dineros, tampoco llegaría a tener el atractivo de un don Diego. Y nunca entendería la desvergüenza de un don Roque.
Tienes razón. El tema, da para muchas novelas únicamente mirando biografías y fechas.

Un abrazo.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, Abejita de la Vega:

Sin duda Moratín era un privilegiado. Su padre era un hombre culto y bien relacionado.
Pretendían que la sociedad cambiara a mejor. Lo intentaban con sus obras.
El personaje doña Irene, de haber tenido otro candidato, habría dejado plantado a don Diego, después de sus palabras. Pero tenía que seguir jugando, y alejando las dudas ofensivas hacia su niña, tan bien guardada en el convento, que podían reducir méritos.
La madre, por años, sería más o menos como el ‘rico pretendiente’, pero en las relaciones desiguales en edad, ocurre que el que se autoengaña al mirarse en el espejo, coincide siempre, que no se ve viejo porque es rico, poderoso o influyente.
Cuando no se cumplen sus expectativas, como en el caso de don Diego, otros no tan sensatos, siguen en sus intentos y reciben informes de jóvenes, que tienen avaladores de sus virtudes.
Copio de ‘El viejo y la niña’ las palabras de Muñoz, el criado de don Roque:
...”Pero sí: ¡cuanto más viejos,
más niños y más troneras!”

Abrazos.