07 enero 2016

LOS PAZOS DE ULLOA (5) EMILIA PARDO BAZÁN

D.ª Emilia Pardo Bazán 
(imagen de internet)

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dirigida por el profesor Ojeda 
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xxv
[...]Si unas elecciones durasen mucho, acabarían con quien las maneja, a puro cansancio...
[...]-¿Pues no decía usted -gritó un día el Gobernador con vehementes impulsos de mandar al infierno al gran secretario- que la elección no sería muy costosa;[...]que la casa de los Pazos no soltaba un céntimo tampoco, porque a pesar de sus buenas rentas está siempre a la quinta pregunta?



[Trampeta]...-¡Catá! Los ha pedido a su suegro de Santiago; y como el suegro de Santiago no tiene tampoco una peseta disponible, como usted me enseña... héteme aquí que se los ha dado el suegro de los Pazos.
...-Pues se los ha facilitado el mayordomo,

20 céntimos - ISABEL 2ª POR LA G.DE DIOS Y LA CONST.1868

[...]... [el Gobernador]...- Y le conviene sacar diputado al señorito, para disponer de más influencia en el país y poder hacer todo cuanto le acomode...
[...]Primitivo, arrimándose a un servidor de usted o al judío, con perdón, de Barbacana, conseguiría lo que quisiese
[...]...-Porque Barbacana va con los curas a donde lo lleven. Ya sabe lo que hace... Usted, un suponer, está ahí hoy y se larga mañana; pero los curas están siempre, y lo mismo el señorío... los Limiosos, los Méndez...
Barbacana daba audiencia al Arcipreste de Loiro, que había querido ir en persona a tomar noticias de cómo andaban los negocios por Cebre, y se arrellanaba en el despacho del abogado, sorbiendo, por fusique de plata, polvos de un rapé Macuba,
[...]... Siempre que el arcipreste venía a Cebre, pasaba un ratito en el estanco y cartería, donde se charlaba de política por los codos,[...] oyéndose a menudo frases del corte siguiente: «Yo, Presidente del Consejo de Ministros, arreglo eso de una plumada». «Yo que Prim, no me arredro por tan poco». Y aún solía levantarse la voz de algún tonsurado exclamando: «Pónganme a mí donde está el Papa, y verán cómo lo resuelvo mucho mejor en un periquete».
Al salir de casa de Barbacana, encontró el arcipreste en la cartería al juez y al escribano, y a la puerta a don Eugenio, [...] Voy a ver los partes de los periódicos, y después nos largamos juntos.



imagen de internet (Todo Colección)

[...]a poco ambos eclesiásticos, envueltos en cumplidos montecristos, atados los sombreros por debajo de la barba con un pañuelo para que no se los llevase el viento fuerte que corría,
[don Eugenio]...a mí me gusta, como al que más, que la casa de los Pazos de Ulloa represente a Cebre; y si no fuese por cosas que todos sabemos...
[El Arcipreste] Amaba entrañablemente a don Pedro, a quien, como suele decirse, había visto nacer, [...]-Bien, hombre, bien -gruñó-, dejémonos de murmuraciones...
[...]El granuja de don Eugenio le dejó desahogar, y luego añadió: [...]-Que aún dicen cosas más serias -voceó don Eugenio,

[El Arcipreste] Una señorita que es la honradez en persona, de una familia tan buena, no despreciando a nadie..., ¡y calumniarla, y para más con un ordenado de misa! 
[don Eugenio]-Pues también añaden...[...]-Atiéndame, que esto no lo dicen ellos, sino Barbacana. Que esa persona de la casa -Primitivo, vamos- nos va a hacer una perrería gorda en la elección.


 [...]su montecristo se alzaba rápidamente a impulsos de una ráfaga mayor, y se volvía todo hacia arriba, dejando al arcipreste como suelen pintar a Venus en la concha. Así que logró remediar el percance, hizo trotar a su mula. 

[...]Amortiguada la primera impresión, no se atrevía Julián a interrogar a Nucha sobre lo que había visto.
[...]Aunque de suyo confiado, creía notar el capellán que le espiaban.
[...]un irresistible anhelo le obligaba a mirar a Nucha muy a menudo, reparando a hurtadillas si estaba más delgada, si comía con buen apetito, si se notaba algo nuevo en sus muñecas.
[...]La necesidad de ver a la niña acabó por poder más que las vacilaciones de Julián.
[...]Al capellán le pesaba en el alma la fundación de aquel hogar cristiano. Recta había sido la intención, y amargo el fruto. ¡Sangre del corazón daría él por ver a Nucha en un convento!
[...]La idea de no ver más a nené durante meses o años, de no tenerla en las rodillas montada a caballito, de quedarse allí, frente a frente con Sabel, como en oscuro pozo habitado por una sabandija, le era intolerable.

imagen de internet

[...]no podía, no sabía, no acertaba a dar un paso, a adoptar una medida -aunque ésta fuese tan fácil y hacedera como escribir cuatro renglones a don Manuel Pardo de la Lage
[...]-Dejemos que pasen las elecciones.
[...]Las elecciones le infundían esperanzas de que, si el señorito, elegido diputado, salía de la huronera, de entre la gente inicua que lo prendía en sus redes, era posible que Dios le tocase en el corazón y mudase de conducta.
[...]¡Qué elecciones aquéllas, Dios eterno! ¡Qué lid reñidísima, qué disputar el terreno pulgada a pulgada, empleando todo género de zancadillas y ardides! 
[...]Tales amaños mermaron de un modo notable la votación del marqués de Ulloa, dejando cincunscrita la lucha, en el último momento, a disputarse un corto número de votos, del cual dependía la victoria. 
[El Arcipreste]¿Por qué no le arrancó la careta a ese pillo? Si el señor marqués de Ulloa supiese que tenía en casa al traidor, con atarlo al pie de la cama y cruzarlo a latigazos... ¡Su propio mayordomo!
[Barbacana]Como esas casas no son más que vanidad y vanidad, por no confesar que le faltaban
los cuartos y no pedirlos a una persona de conocida honradez, pongo por ejemplo, un servidor, va y los recibe de un pillastre, de una sanguijuela que le está chupando cuanto posee.
[...] En la escalera se oía el ruido de los vencedores, que subían celebrando el fácil triunfo. Delante de todos entró don Eugenio, que se echó en una butaca partiéndose a carcajadas y palmoteando. El cura de Boán le seguía limpiándose el sudor. Ramón Limioso, serio y aún melancólico, se limitó a entregar a Barbacana el latiguillo, sin despegar los labios.
-¡Van... buenos! -tartamudeó el abad de Naya reventando de risa. 
...[Barbacana]. Estos señores se vuelven cada uno a su casa. No hay cuidado ninguno. A mí... me basta con este mozo -añadió señalando al Tuerto, agazapado otra vez en su rincón. 
[...]Tres héroes de la gran batida, y el arcipreste con ellos, salieron a caballo hacia la montaña. No iban cabizbajos
[...]Barbacana se quedó solo con el Tuerto[...] Sin duda hablaban de algo importante, porque la plática fue larga.
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https://www.youtube.com/watch?v=C11Es2GLImU


La Condesa de Pardo Bazán (2004) [1/4]
(1ª parte del programa del mismo título "La Condesa de Pardo Bazán )

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16 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Los puntos claves y bien ilustrados, con la intervención de una de las mayores especialistas en la obra de la Pardo Bazán. No se puede pedir más.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

¡Cuánto estamos aprendiendo a leer en estas lecturas compartidas que usted dirige!
Y qué estupenda herramienta internet, para buscar información y comunicarnos.

Abrazos.

Abejita de la Vega dijo...

Muy buen trabajo de selección el tuyo, como siempre, Gelu. Ese vídeo del final es para verlo despacito.

Pero...se enamora, castamente pero se enamora. ¿Es que no hay amor casto?

Doña Emilia, escribió una carta a un novelista catalán, Narcís Oller y Moragas, fechada el 7 de julio de 1885. En ella, le comunica que tiene "entre manos" una novela que trata de un personaje religioso de distinta catadura al de don Fermín de Pas, el de "La Regenta" de Clarín.

"Ahora al leer el segundo tomo de la Regenta me he encontrado yo con un cura enamorado de una dama, esto mismo, aunque en bien distinta forma y modo, danza en la novela que tengo entre manos"

María Ángeles Ayala, en la página 18 de la edición de "Los Pazos de Ulloa" de Cátedra, incluye las anteriores palabras de la autora y añade:

"Evidentemente la autora no niega el tema del "cura enamorado de una dama", sino que lo corrobora, aunque el proceso amoroso, la forma o el modo es bien distinto al de Clarín".

Un abrazo, Gelu.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, Abejita de la Vega:

Imaginas, en esos enormes Seminarios de antaño ¿cuántas personas habría sin auténtica vocación, y que irían haciendo la profesión de votos?
Y ¿en los Conventos femeninos?
En la obra de Clarín, Don Fermín de Pas, el magistral, sí se enamora de Ana Ozores.
El capellán Julián, es un hombre que desde niño iba encaminado -por su propio deseo- a ser casto y sacerdote. Nucha, era su mujer adorada, pero sin tentación de ningún tipo.
Ambos parecían destinados-por propia elección- a abrazar la vida conventual -religiosa.
¡Qué terrible sociedad! ¡De buena nos libramos!

Abrazos.

PENELOPE-GELU dijo...

Abejita de la Vega:
El video es el 1º de 4. Se pueden ver los tres siguientes en el enlace de la traducción del “off”
Abrazos

Paco Cuesta dijo...

A Nucha, se le rompió (de tanto usarla) la ilusión de escapar de los pazos tras las elecciones.

Abejita de la Vega dijo...

Julián se enamora.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, Paco Cuesta:

¡Pobre Nucha!, esperaba las elecciones para salir de los Pazos en los que desde la llegada le inspiraban miedo.

Abrazos.

PENELOPE-GELU dijo...

Querida Abejita de la Vega:

Como lectores, tenemos poder para pasar a los personajes de la novela a la vida real.
El bueno del capellán, Julián, adora a Nucha desde la infancia. Y siente amor por ella, tanto que cuando está naciendo la niña él parece sufrir los dolores de parto.
Y su adoración es mayor aún por la pequeña.
Seguramente la señorita Marcelina, después del nacimiento -abandonadas madre e hija por el marqués-, esperaría los santos encuentros con el cura y amigo que, además de ser su única compañía fiable, le fortalecería el espíritu con lo aprendido en el Kempis. Ambos dos, puros y sin asomo de malicia, habitaban en un mundo de lobos.

Abrazos

Adriana Alba dijo...

Gracias por tu visita, y feliz comienzo de año!
Tus trabajos son excelentes, a veces los leo en dos o tres veces.
Cariños Gelu.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, Adriana Alba:

Gracias a ti. En mi comentario a tu entrada -hasta después que te lo envié-, no me percaté del abrazo entre esos dos seres, , en las ramas del árbol -con raíces de corazón- que ilustraba tu poema.

Besos

Myriam dijo...

Un trabajo puro de filigrana el tuyo, Gelu.

Y gracias pro tu comentario en casa, ¡adelante
con el esgrafitado!, después me lo muestras.


Besos

Myriam dijo...

Ah, casi me olvido, y muchas gracias por el Vídeo con la entrevista a Ana Freire. LO vi ayer o antes de ayer, pero algo me interrumpió y no te alcancé a dejar el comentario.
(He tenido unos días muy ajetreados)

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, Myriam:

Gracias. Intentaré hacerlo entrada la primavera.
Ya tengo elegida la pared.
Como decía a Abejita de la Vega, el video dedicado a doña Emilia Pardo Bazán es el primero de cuatro.

Abrazo.

pancho dijo...

Como siempre, bien vistos los momentos más significativos de la novela, para algo tenía que servir el largo entrenamiento...
La entrevista, completa, es interesante. Complace que uno coincida con la práctica totalidad de las opiniones sobre la autora. Es una escritora que deja con ganas de leer más de ella.
Un abrazo.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, pancho:

La verdad es que seguramente todos hemos mirado -un poco- qué ocurría después con estos personajes de los Pazos.
Veremos el tiempo que nos queda y cómo controlamos nuestra curiosidad.

Un abrazo.