26 enero 2012

VALLE-INCLÁN SONATA DE PRIMAVERA (1)

Fotografía Wikipedia



(PÁGS. 17 a 92) Colección Austral-Espasa Calpe
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DE RVBÉN DARÍO, SV AMIGO)

Como en una obra de teatro,  van apareciendo personajes, que Valle Inclán nos retrata con unas pocas palabras, exactamente elegidas.
He hecho una selección de algunas de las que más me han llamado la atención


pág.19[...] "Anochecía cuando la silla de posta traspuso la Puerta Salaria...Era la vieja, la noble, la piadosa ciudad de Ligura.
Entramos por la Puerta Lorenciana...
pág.20[...] Estábamos a las puertas del Colegio Clementino.
Ocurría esto en los felices tiempos del Papa-Rey, y el Colegio Clementino conservaba todas sus premáticas, sus fueros y sus rentas.Todavía era retiro de ilustres varones, todavía se le llamaba noble archivo de las ciencias. El rectorado ejercíalo desde hacía muchos años un ilustre prelado: Monseñor Estefano Gaetani, obispo de Betulia, de la familia de los Príncipes Gaetani. Para aquel varón, lleno de evangélicas virtudes y de ciencia teológica, llevaba yo el Capelo Cardenalicio. Su Santidad había querido honrar mis juveniles años, eligiéndome entre sus guardias nobles, para tan alta misión...


pág. 21[...]Era el viático para Monseñor, y los bedeles se quitaron las birretas. Poco después, bajo los arcos, comenzaron a desfilar los colegiales: Humanistas y teólogos, doctores y bachilleres formaban larga procesión.


pág. 23 [...]-¡En qué triste ocasión vuelvo a verte, hijo mío! La voz de la Princesa Gaetani despertaba en mi alma un mundo de recuerdos lejanos que tenían esa vaguedad risueña y feliz de los recuerdos infantiles. La Princesa continuó:
-¿Qué sabes de tu madre? De niño te parecías mucho a ella, ahora no... ¡Cuántas veces te tuve en mi regazo! ¿No te acuerdas de mí?
Yo murmuré indeciso.
-Me acuerdo de la voz...
pág.24[...]y me presentó a sus hijas.
[...]La mayor, María del Rosario, era una mujer de veinte años...
[...]
pág.24
[...]-María Rosario entrará en un convento dentro de pocos días.


pág. 27
-¡No te vayas, hijo mío! Quiero que lleves mi confesión al Santo Padre.
...
-¡Dios mío, que me sirva de penitencia el dolor de mi culpa y la vergüenza que me causa confesarla! Los ojos del prelado estaban llenos de lágrimas


Oh che bel castello
pág.28[...]y se oían las voces de unas niñas que jugaban a la rueda
pág.29[...]Al salir de la cámara donde agonizaba Monseñor Gaetani, halléme con un viejo y ceremonioso mayordomo que me esperaba en la puerta.
-Excelencia, mi Señora la Princesa me envía para que os muestre vuestras habitaciones.
[...]Monseñor me había prometido llevarme a Roma...
pág.30[...]Eran antiguos lienzos de la escuela florentina, que representaban escenas bíblicas

[...]

Yo le interrumpí:
-¿Sin duda, Andrea del Sarto?
El Señor Polonio adquirió un continente grave, casi solemne:
-Atribuidos a Rafael.


PÁG 31-¿Quién es el Divino?
El mayordomo abrió los brazos definitivamente consternado:
-¿Y vos me lo preguntáis, Excelencia? ¡Quién puede ser sino Leonardo de Vinci...!
Y guardó silencio, contemplándome con verdadera lástima. Yo apenas disimulé una sonrisa burlona: El Señor Polonio aparentó no verla, y, sagaz como un cardenal romano, comenzó a adularme



En el mismo Vaticano hay un ejemplo: La Madona de la Rosa. Unos la juzgan del Vinci y otros del Sarto. Yo la creo del marido de Doña Lucrecia del Fede, pero tocada por el Divino. Ya sabéis que era cosa frecuente entre maestros y discípulos.
pág.31-[...]Era tanta mi fatiga, que dormí hasta la caída de la tarde.
Me desperté soñando con María Rosario.
pág.33[...]En  medio del silencio resonaba llena de gravedad...
[...]Y me alargó la mano carnosa y blanca, que parecía reclamar la pastoral amatista...
[...]
Era un hombre joven, pero con los cabellos blancos. Tenía los ojos llenos de fuego, la nariz aguileña, y la boca de estatua, firme y bien dibujada. La Princesa me lo presentó con un gesto lleno de languidez sentimental:
- Monseñor Antonelli. ¡Un sabio y un santo! ...


pág. 37[...]El Colegial Mayor también dejaba oír alguna vez su voz grave y amable: Cada palabra suya producía un murmullo de admiración entre las señoras. La verdad es que cuanto manaba en sus labios parecía lleno de ciencia teológica y de unción cristiana: De rato en rato fijaba en mí una mirada rápida y sagaz, y yo comprendía con un estremecimiento, que aquellos ojos negros querían leer en mi alma. Yo era el único que allí permanecía silencioso, y acaso el único que estaba triste. Adivinaba, por primera vez en mi vida, todo el influjo galante de los prelados romanos, y acudía a mi memoria la leyenda de sus fortunas amorosas. Confieso que hubo instantes donde olvidé la ocasión, el sitio y hasta los cabellos blancos que peinaban aquellas nobles damas, y que tuve celos, celos rabiosos del Colegial Mayor
pág.37 [...]
De pronto me estremecí: Hacía un momento que callaban todos, y en medio del silencio, el Colegial se acercaba a mí: Posó familiar su diestra sobre mi hombro, y me dijo:
-Caro Marqués, es preciso enviar un correo a Su Santidad.
Yo me incliné:
-Tenéis razón, Monseñor.
Y él repuso con extremada cortesía:
-Me congratula que seáis del mismo consejo... ¡Qué gran desgracia, Marqués!
-¡Muy grande, Monseñor!
Nos miramos de hito en hito, con un profundo convencimiento de que fingíamos por igual, y nos separamos. El Colegial Mayor volvió al lado de la Princesa, y yo salí del salón para escribir al Cardenal Camarlengo, que lo era entonces Monseñor Sassoferrato.
[...]
pág.39[...]Al contemplarla, yo sentía que en mi corazón se levantaba el amor, ardiente y trémulo como una llama mística. Todas mis pasiones se purificaban en aquel fuego sagrado y aromaban como gomas de Arabia. ¡Han pasado muchos años y todavía el recuerdo me hace suspirar!...
pág. 40[...]Al entrar en el oratorio mi corazón palpitó. Allí estaba María Rosario y cercano a ella tuve la suerte de oir Misa. Recibida la bendición, me adelanté a saludarla. Ella me respondió temblando: También mi corazón temblaba, pero los ojos de María Rosario no podían verlo.... 
pág.40[...]Aquella niña era cruel como todas las santas que tremolan en la tersa diestra la palma virginal. Confieso que yo tengo predilección por aquellas otras que primero han sido grandes pecadoras.
pág.41[...]
El mayordomo quedóse en medio del corredor con las manos en la cabeza y los ojos llorosos:
pág.42[...] Esa niña ha sido engendrada por los ángeles
pág.43[...] Monseñor Antonelli, me hizo sitio a su derecha, y con humildad , que me parecía estudiada, comenzó a dolerse...
[...]Yo a todo asentía con un vago gesto, y disimuladamente miraba a las ventanas llenas de mujeres. Monseñor tardó poco en advertirlo, y me dijo...

pág.45[...] hallé a María Rosario en la puerta de la capilla repartiendo limosnas entre una corte de mendigos que alargaban las manos escuálidas bajo los rotos mantos. María Rosario  era una figura ideal que me hizo recordar aquellas santas hijas de príncipes y de reyes: Doncellas de soberana hermosura, que con sus manos delicadas curaban a los leprosos"

Pág.46[...]"María Rosario  también tenía una hermosa leyenda"

pág. 47[...]"María Rosario fue el único amor de mi vida. Han pasado muchos años, y al recordarla ahora todavía se llenan de lágrimas mis ojos áridos, ya casi ciegos"

13 comentarios:

Paco Cuesta dijo...

Una de las virtudes de Valle es la habilidad para tejer con palabras.

Myriam dijo...

María Rosario es el único amor de su vida, porque en definitiva, es el único que no consiguió. Y lo no conseguido, en general, mantiene su atractivo por lo idealizado de la cosa en el recuerdo.

Un abrazo

pancho dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
pancho dijo...

A ver si ahora sale bien el comentario. ¿Así iba vestido Bradomín? El guardia de la foto va como un pincel. El uniforme no debe ser muy cómodo para moverse.

Muy interesantes tus enlaces sobre El Divino. Supongo que ya conoces la exposición de
Leonardo de estos días en Londres.

Un abrazo.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, Paco Cuesta:

Tienes razón, Valle Inclán es un experto tejedor, y... bordador de palabras.
El Marqués de Bradomín, también se deleitaba viendo bordar a María del Rosario y a sus hermanas con hilos de oro.
Y como muy bien recordarás en la ‘Sonata de otoño’ nos presentaba a su madre, Dª María Soledad Carlota...” pasaba horas y horas hilando en su rueca de palo santo, olorosa y noble”.
Debía gustarle ver a las mujeres ocupadas en esos menesteres. Quizás eran algunas de las condiciones -indispensables- para llegar a convertirse en Marquesa de Bradomín.

Te dejo un enlace con rosas, jardines y sueños

Saludos.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, Myriam:

Aparte de que lo idealicen, lo consigan o no, y lo memoricen o lo olviden, los 'Donjuanes' suelen encontrarse en sus caminos y fijarse en ‘Marías del Rosario’, bellas, inocentes y buenas.

Afortunadamente, por el bien futuro de ellas, en muchos casos, les pierde la impaciencia.

Te dejo, un enlace musical: Lacrimosa- Mozart

Abrazos

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, pancho:

Debía ir todavía más, porque aún le faltaba un complemento: ...” Bachilleres y doctores también me miraban. Mi manto de guardia noble pregonaba quién era yo, y ellos lo comentaban en voz baja”.

Gracias por el enlace La Virgen de las Rocas.

Sí conocía estos maravillosos cuadros. Por cierto, cosas de mi fantasía, el paisaje que se ve siempre me evoca Montserrat, aunque en los de las pinturas haya agua.

Te dejo este enlace, dada la triste circunstancia del sabio rector Monseñor Estefano Gaetani.

Un abrazo

Abejita de la Vega dijo...

Un placer leer tu atinada selección valleinclanesca con la música de corro que nos ofreces, tino, tino, tinotá...que a saber lo que querrá decir, pero es agradable al oído. Algo así oye Bradomín mientras el Monseñor cae en coma; la cantinela infantil, los rezos y el cansancio del viaje le dan sueño.

Un abrazo, Gelu Penélope

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, Abejita de la Vega:

Gracias por tu visita y comentario.
Te dejo este otro enlace de la canción de rueda, con estribillo diferente

"...Oh che bel castello marcondiro ndiro ndello,
oh che bel castello marcondiro ndiro ndà"

..."Il mio è ancora più bello marcondiro ndiro ndello,
il mio è ancora più bello marcondiro ndiro ndà"

Y no le quitemos su importancia a la justificada fatiga, como bien explica el Marqués, después del largo viaje: "Yo, pecador de mí, empezaba a dormirme, que había corrido toda la noche en silla de posta, y cansa cuando es larga una jornada",
y además... de las presentaciones de rigor y de escuchar la confesión del prelado.

Un abrazo.

Angel Utrera dijo...

Maravillosa la foto de Manuel Casadiego, como siempre......y tu que vou a decir, que ya no te haya dicho hasce un trabajo extenuante...
Gracias.,

Marina dijo...

Estáis haciendo un buen trabajo con Valle Inclán...le encantaría seguro.
Un abrazo guapa.

Gelu dijo...

Buenas noches, Ángel Utrera:

Gracias por tus palabras.
En cuanto al trabajo, tu paisano gallego se merece que le dediquemos todo el tiempo necesario para poder aprovechar bien el contenido que guardan sus estupendas obras. Nos lo compensan con creces, los buenos ratos que se pasan con la lectura, en la que -además- de vez en cuando encontramos intercaladas pinceladas de humor.

Te dejo un enlace musical.

Abrazos

Gelu dijo...

Buenas noches, Marina:

Gracias.
Como ves, tenemos un buen director y todos lo hacemos muy a gusto.
¿Te imaginas si pudiéramos comentar estas lecturas con él?

Te dejo una canción: Como esperando abril.

Abrazos