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- Portada del Quijote de Avellaneda -
Fotografía sacada de Wikipedia
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Alonso Fernández de Avellaneda es el seudónimo del autor del libro conocido como el Quijote de Avellaneda (título original: Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha), publicado en Tarragona el año de 1614. Hasta el momento, no se ha podido dar con su verdadera identidad.
Quijote de Avellaneda, continuación del Quijote, escrita por el escritor anónimo cuyo seudónimo fue « Alonso Fernández de Avellaneda »
De cómo el cura y don Quijote se despidieron de aquellos caballeros, y de lo que a él le sucedió con Sancho Panza después de ellos idos
Una hora antes que amaneciese, llegaron a la puerta de don Quijote el cura y los alcaldes a llamar, que venían a despertar al señor don Álvaro,
[...]El cura le contó todo lo que don Quijote era
[...] don Álvaro, dijo aparte a don Quijote:
-Señor mío, vuesa merced me la ha de hacer de que unas armas grabadas de Milán, que traigo aquí en un baúl grande, se me guarden con cuidado [...]eran peto, espaldar, gola, brazaletes, escarcelas y morrión
[...]sacó don Quijote del establo a Rocinante ensillado y enfrenado para acompañarles, y dijo, teniéndole por el freno, a don Álvaro:
«Philesbián de Candaria»
(imagen sacada de internet)
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[...]concluyendo la plática con decir quería partir para Zaragoza a las justas, y que pensaba olvidar a la ingrata infanta Dulcinea del Toboso y buscar otra dama que mejor correspondiese a sus servicios; y que de allí pensaba después ir a la corte del rey de España para darse a conocer por sus fazañas.
[...]-Quiero, pues, Sancho mío -proseguía luego-, que veas ahora unas armas que el sabio Alquife, mi grande amigo, esta noche me ha traído
[...] dijo don Quijote-. Éstas se hicieron y forjaron junto al río Leteo, media legua de la barca de Acaronte, por las manos de Vulcano, herrero del infierno.
...-Quiero, amigo Sancho, que veas cómo me están; ayúdamelas a poner.
[...]-¿Qué te parece, Sancho? ...
[...]metiendo con mucha presteza mano a la espada, se fue acercando con notable cólera a Sancho
[...]Señor don Quijote, por todas cuantas llagas tuvieron Job, el señor san Lázaro, el señor san Francisco y, lo que más es, Nuestro Señor Jesucristo, y por aquellas benditas saetas que sus padres tiraron al señor san Sebastián, que tenga compasión, piedad, lástima y misericordia de mi ánima pecadora.
[...]Señor, ¡pecador de mí! -decía Sancho Panza-, ...
Sancho Panza, su vecino y antiguo escudero, marido de la buena Mari Gutiérrez, que ya vuesa merced tiene media viuda. ¡Desventurada de la madre que me parió y de quien me metió aquí!
[...]-¿No ves, Sancho, que todo era fingido, no más de por darte a entender mi grande esfuerzo en el combatir, destreza en el derribar y maña en el acometer?[...] Desármame y quédate a comer conmigo, para que después de comer tratemos de nuestra partida.
[...]Sancho con su jumento y don Quijote con Rocinante, según dice la nueva y fiel historia, hicieron su tercera y más famosa salida del Argamesilla por el fin de agosto del año que Dios sabe
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Es divertida la lectura, pero este no es nuestro Don Quijote, ni en el Sancho Panza de la Mari Gutiérrez reconocemos al escudero quijotizado, al final de la aventura, que imaginó Cervantes.
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Enlazo este video que he encontrado en YouTube, con
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director: Manuel Gutiérrez Aragón
Alonso Quijano- Fernando Rey
Sancho Panza- Alfredo Landa
http://www.rtve.es/alacarta/videos/informe-semanal/quijote-fernando-rey-alonso-quijano/451476/
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3 comentarios:
Son dos opciones narrativas: este don Quijote nos lleva a otro mundo.
Qué recuerdos de esta versión con Fernando Rey y Alfredo Landa.
El cura del apócrifo es más inquisidor que el de Cervantes y más temible, tanto que Sancho teme que don Pedro les mande a "Domus Getro", por no decir cárcel, y les cargue de cadenas.
Un Quijote desamorado y, sin Dulcinea, no puede ser. Y qué loco loquísimo, con armas que sólo sirven de adorno. Este no es mi caballero andante, que me lo han cambiado.
Que el de Cervantes nos haga sitio en su montura, que en el avellanado no hay sitio. Y nos tiraría.
Un abrazo, Gelu.
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